Aquí encontrarás cuentos, actividades e investigaciones que promueven la educación y la terapia por medio de la narrativa. Claudine Bernardes es escritora y especialista en cuentos terapéuticos. Docente de narrativa en terapia en la Clínica Escuela del Instituto IASE con sede en Valencia, España.
Foto de Archivo: Claudine Bernardes Lugar: Desierto de las Palmas – Castellón
En medio del camino.
En medio del camino había una piedra. Había una piedra en medio del camino Había una piedra En medio del camino había una piedra. Jamás olvidaré de este acontecimiento en la vida de mis retinas tan fatigadas.
Jamás olvidaré que en medio del camino había una piedra había una piedra en medio del camino En medio del camino había una piedra.
(Carlos Drummond de Andrade)
Drummond dejó muy claro que en medio del camino había una piedra. Porque siempre hay piedras en el camino; en mi camino, en tu camino, en nuestro, siempre hay piedras.
Otro día, mientras pedaleaba, encontré una piedra en medio camino. La respuesta fue rápida, la elección fácil: desvié de la piedra. Hay piedras que pueden ser esquivadas, porque el camino es ancho y bien asfaltado. Pero, hay momentos en que el camino es un verdadero pedregal, entonces ¿cual es la opción? ¿Desistir de la caminada y dar media vuelta con la cabeza gacha? Sí, esa es una opción. ¡Quién jamás desistió que tire la primera piedra! Sin embargo, no podemos vivir constantemente desistiendo, porque siempre habrá un camino rocoso para vencer, una montaña para escalar, un río para cruzar.
Cuando te encuentres en un camino pedregoso, acuérdate que las piedras que no pueden ser removidas o esquivadas, podrán ser escalas. Porque Dios nos creó con manos y piernas para escalar. También tenga en cuenta que los caminos difíciles generalmente son los que nos conducen a lugares extraordinarios. Aquél que le gusta caminar o pedalear entre las montañas, sabe que el ascenso es agotador, lleno de piedras, huecos, y fuertes pendientes. Sin embargo, afrontamos estos arduos caminos, porque es allí, entre piedras, espinos y sudor, donde nos sentimos aún más cerca de nuestro Creador.
Foto de archivo: Claudine Bernardes En Desierto de las Palmas – Castellón.
Será gratificante recibir tu opinión o sugerencia. Recuerda también que “La Caja de Imaginación” es un instrumento de comunicación bilateral. Por eso, espero contar con tu aportación.
Fotografía de Archivo. Claudine Bernardes. Vías del tren de mercancía.
Llegó el momento. Cojo el casco y mi incansable compañera de aventuras de dos ruedas y salgo con rumbo cierto. Hora y media, ni más ni menos. Durante ese tiempo mis músculos se entremezclan con el engranaje de mi bicicleta. Ella y yo nos hacemos una. Piernas y ruedas, músculos y rodamientos caminan a la perfección y puedo volar. Me pierdo entre naranjos, desafío las montañas y no me doy cuenta de la gravedad. Soy apenas yo, sintiendo el aire contra la cara. Soy apenas yo. No soy madre, no soy esposa, no soy mujer. No es un desafío, ni tan poco una meta, es apenas el usucfruto de la vida en si misma. Mientras vuelo entre los naranjos, montañas y carreteras rurales, nadie me nota. Nadie me observa a parte de mi Creador, y sé que él sonríe mientras me ve, porque sabe que este «yo», como todas las demás partes de mí, también es feliz.
Actividad de Desconexión
Hora y media es el tiempo que tengo entre que dejo mi niño en el cole, por la tarde, y que tengo que regresar a buscarle. Aprovecho este tiempo, tres veces a la semana, para desconectarme de los afanes del día a día. Y la verdad es que me ayuda mucho. He decidido compartir eso, porque he notado que desde que hago esa actividad me siento mucho mejor. La llamo de ACTIVIDAD DE DESCONEXIÓN, porque me ayuda a desconectarme de los problemas y airear el cerebro. A lo mejor me dices que escribir ya te ayuda a desconectarte, pero, te garantizo que hacer una actividad al aire libre, te ayudará aún más.
Desde entonces soy más creativa y tengo menos estrés. Mi marido también me dijo que la relación familiar ha mejorado mucho, porque me siento menos cansada y esto se refleja en como enfrento los problemas día a día. Así que, venga, ¡anímate! Haz tu también una actividad de desconexión.
Durante este tiempo también me gusta hacer fotografías. Te dejo algunas para que veas como es bella mi Castellón.
Playa de BenicassimDesierto de las PalmasNaranjos listos para la cosecha
Ovejas en el Río Seco de Castellón. Me costó pero por fin conseguí pillarles.
¡Cuéntame! ¿Tienes alguna actividad de desconexión al aire libre? Espero tus comentarios. Acuérdate que la Caja de Imaginación es un instrumento de comunicación bilateral, así que cuento con tus aportaciones y comentarios.
Fotografía Claudine Bernardes – Desierto de las Palmas/Castellón.
Mi segundo hogar
Mí corazón latía a un ritmo acelerado, mientras pensaba: «Ya no tengo edad para estas aventuras… ¿pero qué tonterías digo? Debe estar faltándome oxígeno en el cerebro.»
El camino era lleno de pendientes, piedras y yo pedaleaba con insistencia. «No pienso desistir». Pronto llegué a mi destino. La gran piedra a un lado del camino, rodeada de espinos y con olor a orégano fresco, era mi lugar preferido para descansar. Me senté en la superficie dura y fría, sintiendo el húmedo aire que corría entre las montañas, refrescando mi cuerpo caliente por el esfuerzo.
El cántico de los pájaros era ahogado por algún tipo de máquina que taladraba las piedras, haciendo surcos y dejando cicatrices en aquel trozo de paraíso. Mi pequeño paraíso, mi segundo hogar. No pensaba así cuando miré por primera vez aquellas montañas. Parecían tan áridas, rocosas y secas… sin embargo, ya no soy la misma. Mis ojos cambiaron, y mis sentimientos también. Ahora esas montañas hacen parte de mí.
Cuando el día parece gris y triste, me basta con mirarlas, y una sonrisa brota en mi rostro.
Hoy te propongo algo nuevo, un desafío: Escribir fuera de las cuatro paredes.
Tengo un proceso creativo bastante desordenado, por ello suelo escribir muchas cosas a la vez. Mis ideas o inspiraciones, suelen surgir en cualquier lugar. Suelo decir que las palabras me persiguen. Cuando surge alguna idea, la apunto en seguida (no va ser que se me escape). Por ello, siempre llevo conmigo una libreta de apuntes. Solo después de haber pensado mucho en un tema, y cuando ya lo tengo bastante estructurado en mi cabeza, es cuando me siento a escribir.
Pues hoy mi desafío fue llevar mi mesa de escritorio a la calle (o mejor, a la montaña). Trabajé sintiendo la fragancia del orégano y escuchando la canción de los pájaros (a ratos interrumpida por el ruido de la taladradora 🙂 )
¿Por qué lo hice?
Creo que salir de las cuatro pareces abre nuestra visión, nos hace ver todo de manera más amplia. No se trata de describir solamente lo que se imagina. Escribes lo que ves, escuchas, sientes, tocas y hueles.
¿Aceptas entrar en ese viaje conmigo?
El reto que te propongo es que salgas de tu lugar de confort. Que escribas intercambiando lo que sientes adentro, con lo que recibes desde afuera. Debes experimentar tus cinco sentidos, con un poquito del sexto también.
No importa sobre lo que escribas. Todo lo que escribimos puede entrar en ese proceso de intercambio. Poesía, cuento, incluso sobre moda, crítica social, todo es válido.
1. ESCUCHA:escucha lo que pasa a tu alrededor y descríbelo. El tono de las palabras que expresan sentimientos, deseos o guardan secretos.
2. OBSERVA:Mira a la gente, observa su forma de caminar, como se mueven al hablar, como observan a otros. ¿Qué captas de ellas? ¿Cómo las lees? ¿Qué estarán pensando? ¿Cuales son sus miedos, deseos y preocupaciones?
3. HUELE: todo lugar y toda persona tiene un olor propio y peculiar. Siéntelo, descifrar, transfórmalo en palabras.
4. TOCA: Siente la textura de los objetos que están a tu alrededor, incluso de las personas (si puedes, es lógico, no va a ser que piensen que eres un loco acosador jeje jeje).
5. SABOREA: ¿Qué sabor tiene ese momento?
6. UTILIZA EL INSTINTO: ¿Qué sientes? ¿Qué imaginas que pasará? Echa mano a la imaginación.
Aquí os dejo dos textos de blogueros que sigo y que han escrito fuera de las cuatro paredes. Son textos muy intuitivos y llenos de sentimientos.
Fotografía y edición: Claudine Bernardes Desierto de las Palmas/Castellón – España.
Si aceptas el reto, publica tu texto en Facebook o en tu blog y me avisas para que eche un vistazo, me encantará leerte también. Gracias por tu compañía en mi Caja de Imaginación. Espero tus comentários y hasta breve. 😉
(Você pode ler esse post em português clicando em: Vergonha)
Hay situaciones que nos hacen sentir tan avergonzados a punto de desear hacer un agujero en el suelo para esconderse. Creo que todos hemos pasado por situaciones como esta.
En una ocasión, durante una fiesta de mi pueblo, salí a pasear vestida con una falda, que en verdad era un tela rectangular atada alrededor de la cintura. ¡Era la moda del momento! Cuando de repente, en medio de una multitud de personas, el nudo se deshizo y … bueno … la falda cayó al suelo. ¡Fue vergonzoso! Lo creas o no, esa no fue la peor vergüenza de mi vida.
En otra ocasión, yo pedaleaba por la ciudad vecina cuando me decidí bajar de la acera a la calle. No me di cuenta de que la alcantarilla no tenía tapa y la rueda de la bicicleta entró de lleno en ella. Resultado: En cámara lenta, la rueda trasera empezó a levantarse, haciéndome caer de cabeza al suelo, agarrada al manillar, digno de Matrix. Sin embargo, esa tampoco fue la peor vergüenza de mi vida. Solo te compartí estas dos experiencias horribles para que puedas comprender la extensión de la vergüenza que pasé.
Ahora, sin más preámbulos, vamos a los hechos.
Tras años sumida en un estilo de vida sedentario, decidí volver a practicar mountain bike. ¡No fue nada complicado! Agarré mi MTB polvorienta y busqué un carril bici cercano a mi casa que me llevó a una playa preciosa. Después de dos semanas en ese ritmo, ya me sentía casi lista para mi primera incursión en rutas de montaña.
Fotografia: Claudine Bernardes
Era un sábado por la mañana, el día en que todos los ciclistas dejan el redil. Había llegado a la playa, que estaba a unos 10 kilómetros de mi casa. Tomé un poco de agua, descansé un ratito y me dispuse a regresar. Cuando bajé de la acera percibí que algo no iba bien. Miré hacia atrás … no me lo podía creer! El neumático estaba plano.
A lo mejor pensarás: «¡Qué tontería! Sólo hay que cambiarlo. Después de todo un ciclista debe estar preparado para estas situaciones.» E verdad, estás en lo cierto … pero … (¿cómo decirlo?) … Había dejado el repuesto en casa. ¡Sí, ya
En la bolsa de sillín (que debía contener la cámara de repuesto) llevaba: la llave de la casa; una bolsa impermeable (el sábado anterior mí móvil se había ahogado en un aguacero); y el móvil (que no servía de ayuda porque no tenía a nadie a quién llamar).
Miré mis posibilidades y decidí regresar a casa empujando la bicicleta. ¿Te dije que era sábado y que todos los ciclistas habían dejado el redil? Bueno, antes los 300 metros pasé primer momento embarazoso:
_ ¿Tienes neumáticos de repuesto? – Preguntó un ciclista con la intención de ayudarme.
_ ¡Gracias! Pero no tengo cámara. – El pobre me miró con cara de perplejidad. Para aliviar la tensión del momento, le dije. – No te preocupes, estoy acostumbrada a caminar. ¡Son sólo 10 kilómetros! De todos modos, gracias! – Allá se fue mi primer grande momento de vergüenza.
Durante los próximos 6 kilómetros la misma conversación se repitió 30 veces. No, no estoy exagerando. ¡Porque eso sí, los ciclistas son muy solidarios! Sin embargo, ya no soportaba repetir una y otra vez que se me había olvidado el repuesto. Ya no soportaba sus caras de pena. Era demasiada vergüenza para una persona en un sólo día. Si pudiera construiría un túnel hasta mi casa.
¿Qué aprendí?
Aprendí que es muy vergonzoso no estar preparada para una situación, que yo sabía que podía pasar. Yo sabía que siempre debería llevar conmigo una cámara de repuesto, pero decidí dejarla en casa. ¡Eso no una falta de previsión, es una estupidez!
Aprendí de que no vale de nada tener una buena bicicleta, vertirse con ropa adecuada, llevar casco y guantes … si no estoy listo para los problemas que pueden surgir por el camino. La mayoría de los problemas son predecibles!
Esto vale para todo en la vida. Predecir los contratiempos, prepararse para ellos y actuar sin dilaciones te ahorrará mayores problemas y grandes vergüenzas.
Por último, quiero contarte el final de la historia: cuando faltaba alrededor de 4 kilómetros para llegar a casa, pasó por mí otro ciclista (¿y qué? Uno más) Hizo la misma pregunta, le di la misma respuesta y se fue como los demás. Al rato regresó.
_ Te propongo algo – me dijo. – Tengo una cámara de repuesto, la ponemos en tu bicicleta y luego pasamos en tu casa. Tú me das tu cámara de repuesto y yo siga mi camino.
Eso hicimos. ¡Gracias, Víctor! Me ahorraste otros cuatro Kilómetros de vergüenza.
¡Gracias por tu visita! Aprovecha que estás por aquí y echa un vistazo en las demás entradas. Espero tus comentarios y hasta breve.
Foto de Archivo: Claudine Bernardes Lugar: Desierto de las Palmas – Castellón
En medio del camino.
En medio del camino había una piedra. Había una piedra en medio del camino Había una piedra En medio del camino había una piedra. Jamás olvidaré de este acontecimiento en la vida de mis retinas tan fatigadas.
Jamás olvidaré que en medio del camino había una piedra había una piedra en medio del camino En medio del camino había una piedra.
(Carlos Drummond de Andrade)
Drummond dejó muy claro que en medio del camino había una piedra. Porque siempre hay piedras en el camino; en mi camino, en tu camino, en nuestro, siempre hay piedras.
Otro día, mientras pedaleaba, encontré una piedra en medio camino. La respuesta fue rápida, la elección fácil: desvié de la piedra. Hay piedras que pueden ser esquivadas, porque el camino es ancho y bien asfaltado. Pero, hay momentos en que el camino es un verdadero pedregal, entonces ¿cual es la opción? ¿Desistir de la caminada y dar media vuelta con la cabeza gacha? Sí, esa es una opción. ¡Quién jamás desistió que tire la primera piedra! Sin embargo, no podemos vivir constantemente desistiendo, porque siempre habrá un camino rocoso para vencer, una montaña para escalar, un río para cruzar.
Cuando te encuentres en un camino pedregoso, acuérdate que las piedras que no pueden ser removidas o esquivadas, podrán ser escalas. Porque Dios nos creó con manos y piernas para escalar. También tenga en cuenta que los caminos difíciles generalmente son los que nos conducen a lugares extraordinarios. Aquél que le gusta caminar o pedalear entre las montañas, sabe que el ascenso es agotador, lleno de piedras, huecos, y fuertes pendientes. Sin embargo, afrontamos estos arduos caminos, porque es allí, entre piedras, espinos y sudor, donde nos sentimos aún más cerca de nuestro Creador.
Foto de archivo: Claudine Bernardes En Desierto de las Palmas – Castellón.
Será gratificante recibir tu opinión o sugerencia. Si encuentras errores de grafía o sintaxis en mis textos, te agradecería que me lo hicieras saber. Aún me estoy puliendo en este idioma. Recuerda también que “La Caja de Imaginación” es un instrumento de comunicación bilateral. Por eso, espero contar con tu aportación. (Post en Portugués:Você vai deixar de seguir o caminho por que encontrou uma pedra?)