Cuento La Caperucita Roja, Charles Perrault – Ed. Parramón

De paseo por la Biblioteca (algo que me encanta hacer) encontré esta joya de libro. Se trata de una versión muy fiel al cuento original de Charles Perrrault, LA CAPERUCITA ROJA, en el formato ÁLBUM ILUSTRADO.

Los cuentos de hadas en sus versiones originales (o ancestrales) son muy importantes en el desarrollo del ser humano, pues están compuestos de personajes arquetípicos y son de carácter polisémico, o sea, poseen muchas interpretaciones. Actualmente observamos muchas publicaciones que deconstruyen los cuentos de hadas, de forma poco respetuosa, simplemente para obedecer demandas ideológicas y el politicamente correcto, sin comprender que la base simbólica de los cuentos no pueden ser tratadas de forma racional.

Si te ha parecido interesante, puedes ver el cuento en el video que he preparado donde le cuento de principio a fin. Abajo también he dejado el enlace de compra del libro. Si efectúas la compra utilizando este enlace me ayudarás a mantener vivo este espacio.

Álbum ilustrado com el cuento LA CAPERUCITA ROJA, en su versión original. Autor Charles Perrault Ilustración: Eva Navarro Editorial Parramón

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El niño que cargaba agua en un colador – Manoel de Barros.

Os dejo uno de mis poemas favoritos y que nos muestra la esencia del oficio de escribir. Se trata de un poema del GRAN escritor brasileño MANOEL DE BARROS.

«Manoel de Barros (Cuiabá, 1916-Campo Grande, 2014), es uno de los autores más originales dentro de una tradición literaria como la brasileña, que justamente sobresale por producir fenómenos raros y de ruptura, síntoma que habla de un continuo entramado de libertades capaces de derribar límites y fundar transgresiones que posteriormente también son transgredidas»

RICARDO ALBERTO PÉREZ

Texto: El niño que cargaba agua en el colador (Original en portugués: O menino que carregava água na peneira). Autor: Manoel de Barros. Traducción y presentación: Claudine Bernardes

EL NIÑO QUE CARGABA AGUA EN UN COLADOR

Tengo un libro sobre aguas y niños.
Sobre todo me gustó un niño que cargaba agua en un colador.
Su madre le dijo que cargar agua en el colador
era lo mismo que robar un viento y salir corriendo con él
para mostrárselo a sus hermanos.

La madre dijo que era lo mismo que cosechar cardos del agua.
Que criar peces en el bolsillo.
Aquel niño era dado a despropósitos.
Quiso montar los cimientos de una casa sobre las gotas de rocío.
La madre observó que que al niño le gustaba más lo vacío
que lo lleno.
Decía que los vacíos son más grandes e incluso infinitos.


Con el tiempo aquel niño que era curioso y peculiar,
porque le gustaba cargar agua en el colador,
con el tiempo descubrió que escribir era lo mismo
que cargar agua en el colador.

Al escribir el niño vio que era capaz de ser monja,
fraile o mendigo al mismo tiempo.


El niño aprendió a usar las palabras.
Vio que podía hacer travesuras con las palabras.
Y empezó a hacer travesuras.
Fue capaz de interrumpir el vuelo de un pájaro
poniendo un punto al final de la frase.
Fue capaz de modificar la tarde poniendo lluvia en ella.
Aquel niño hacía prodigios.
Hasta hizo una piedra dar flor.


La madre observaba al niño con ternura.
La madre le dijo: Hijo mío, vas a ser poeta.
Vas a cargar agua en el colador la vida toda.
Vas a llenar los vacíos con tus travesuras.
Y algunas personas te han de amar por tus despropósitos.