Aquí encontrarás cuentos, actividades e investigaciones que promueven la educación y la terapia por medio de la narrativa. Claudine Bernardes es escritora y especialista en cuentos terapéuticos. Docente de narrativa en terapia en la Clínica Escuela del Instituto IASE con sede en Valencia, España.
(Para ler o texto em Português clica em: Sou Poesia)
Texto e ilustração: Claudine Bernardes
Soy poesía
Soy hecha de palabras.
Fue escrita con amor
por las hábiles manos del Autor del Universo.
No soy una casualidad del destino,
desencuentro de la vida
o encuentro de amores perdidos.
Soy sinfonía, canción y armonía.
Sin embargo, aun soy una canción por terminar,
una composición inacabada.
Sigo sonando, retumbando,
a veces molestando.
Aun estoy incompleta,
me faltan acordes, pero soy melodía.
Estoy en las manos del maestro,
mi compositor,
el autor de la vida.
Él me hizo de palabras,
soy poesía.
Claudine Bernardes
Gracias por pasarte por mi «Caja de Imaginación». Me encantará recibir y contestar tus comentarios. Hasta pronto.
El pobre pajarito esta preso en la jaula.
Le dan de beber y le dan de comer.
Esperan con ansias que cante…
pero, ¿cantar qué?
¿Cantar de como es triste su prisión?
¿Qué le duele las alas y que desea liberación?
El pobre pajarito esta preso en su triste jaula,
hecha de ladrillo, revestida de hormigón.
Le dan de comer, le dan de beber,
le enseñan a leer.
El pobre pajarito ya nació en una prisión.
Pero aún es pájaro y anhela volar.
Se choca constantemente contra su jaula
y le hace daño su prisión revestida de hormigón.
El pobre pajarito desea salir de la prisión,
entonces molesta, protesta;
sin embargo, nadie le presta atención.
El pobre pajarito desea volar,
quiere volver a ser libre,
y no deja de fastidiar.
Le apuntan a la actividad extraescolar,
para que el pajarito, lleno de cansancio al final del día,
caiga rendido y deje de molestar.
(Claudinebernardes)
A veces siento que estoy creando un pájaro en jaula de concreto
Jugar es la actividad más importante para los niños.
“El juego de los niños estimula su inteligencia y reduce el estrés y según diversos estudios realizados, la falta de juego en la infancia junto con el maltrato constituyen dos variables que deterioran el desarrollo.”
Recuerdo que de pequeña jugar era el centro de mi vida.
Sola, con los hermanos, primos, vecinos; todo el vecindario era nuestro jardín de juegos. ¿Estudiaba? ¡Por supuesto! Pero, había libertad para hacer lo que quisiéramos con nuestro tiempo libre. Eran otros tiempos, no lo niego. Hoy los niños no viven con tanta libertad, aún más en España donde la gran mayoría vivimos en edificios. Súmase a esta realidad el hecho de que en la gran mayoría de familias, ambos padres trabajan y los niños no tienen otra que pasar la mayor parte de su tiempo en el colegio. Estas pobres criaturas empiezan a estudiar cada vez más temprano (mí hijo a los cuatro años ya sabía leer), y para ocupar su tiempo los inscribimos en diferentes actividades extraescolares.
¿No te parece que nos estamos pasando de los límites?
Conozco a muchos niños que llegan al cole a las ocho de la mañana (algunos antes), comen allí, y a las 17h cuando terminan las clases, aún deben participar de actividades extraescolares (danza, patinaje, futbol, piscina, matemática etc). Aún después de todo eso, su día no ha terminado. Deben llegar a casa, hacer las tareas, estudiar para los exámenes, cenar, bañarse y caer rendidos de sueño… porque al día siguiente todo se repite.
Es como si cada minuto de la vida del niño estuviera programado.Ocupar el tiempo de nuestros hijos con lo que sea (con tanto que no nos moleste) se ha hecho una obsesión para los padres.
Melinda Wenner Moyer adverte:
“Actualmente los padres priorizan para sus hijos las actividades estructuradas y dejan poco margen para el juego libre que beneficia la creatividad, la cooperación y la conducta social.”
¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestros niños?
Como madre me gustaría que mi hijo tuviera una infancia más libre, como la tuve yo, pero sé que eso es difícil. La poesía y la ilustración que aparecen en esta publicación las hice para recordarme constantemente de mi responsabilidad en cuanto a la felicidad y salud mental de mi hijo. Para que ello no cayera en el olvido, enmarqué la ilustración y la puse en la pared, delante de mi escritorio:
Además, mi marido y yo hemos creado algunas pautas para que nuestro pequeño no se sintiera en una jaula:
1 –La educación de nuestro hijo es nuestra responsabilidad: Observo una creciente tendencia de poner en manos del Estado (instituciones de enseñanza) la responsabilidad de educar a los niños. El colegio es un gran apoyo, pero la educación de los niños debe ser responsabilidad de sus padres. Así que nuestro hijo solo pasará en el colegio el tiempo esencial y obligatorio (que ya me parece demasiado).
2 – Jugar sin más pretensiones: Jugar por jugar, haciendo sus propias elecciones, desorganizando toda la casa si es necesario (con la condición de que después de jugar la arregle).
3 – Ir al parque: no tenemos jardín, así que buscamos llevar nuestro pequeño al parque con una cierta frecuencia.
4 – Actividad extraescolar limitada: hemos decidido que, por ahora, nuestro hijo solamente participará de una actividad extraescolar y la ha elegido él.
5 – Jugar con la imaginación y fortalecer la concentración: nuestro pequeño tiene dificultades para concentrarse, para ayudarle utilizamos juegos para fomentar la concentración (Oca, parchís, bloques etc.). Además hacemos trabajos manuales en familia y escribimos nuestros propios cuentos infantiles.
Antes de terminar me gustaría compartir contigo una campaña que estoy apoyando: Por la racionalización de los deberes en el sistema educativo español. Si estás de acuerdo entra y firma la petición, además puedes compartirla con tus amigos. Si aún no lo tienes claro, mira el video abajo:
Sé que como padres ya hemos cometido muchos errores. Hay días que son muy duros, otro no tanto, pero siempre estaremos dispuestos a mejorar, a repensar nuestros conceptos y buscar nuevas formas que nos ayuden a educar nuestro hijo con amor y responsabilidad. Deseamos que él se sienta tan amado por nosotros, como nosotros nos sentimos amados por nuestro Creador.
Me gustaría que compartieras conmigo tu opinión. Así que espero tu comentario. 😉
Cuando cerrar mis ojos,
será lo más natural posible.
Sin pena, angustia o remordimiento.
Cuando se apague la luz
de mi vida en este cuerpo,
no quiero que derramen lágrimas
sobre la materia que se hará presente.
No espero lamentación ni dolor.
Cuando mi espíritu deje este cuerpo,
mis ojos no brillen más
y la sonrisa se haya fugado de mi rostro…
no se aflijan por eso.
Yo fui con mi Creador.
¡No quiero coronas caras! No sepulten las flores conmigo.
No las maten por mí.
Prefiero que ellas vivan
hasta que el sol las queme
y se marchiten naturalmente.
Porque en aquel día,
seré como una flor seca,
por el sol de la vida.
Una flor, que un día nació,
dejando que su raíz
penetrara en la tierra-vida.
Una flor, que entregándolo todo,
hizo lo máximo,
para dejar la vida de los que la veían, más alegre y perfumada.
Por eso, os pido…
no lloréis por la flor que se marchitó.
Alegraos por los recuerdos que ella dejó.
(Claudine Bernardes)
Cuenta la leyenda que antes de nacer, él se fue corriendo a los brazos de otra mujer. Una desolada madre empezó a llorar la ruptura de su desamor, hasta que al mirarse descubrió que dentro suyo llevaba el fruto de su amor.
El padre que nunca tuve siempre estuvo ausente. Nunca escribió, nunca llamo, Nunca meció la cuna para calmar mi angustia, No me castigó, No me reprendió, Nunca jugamos, Ni me ayudó con mis deberes, No acudió a las reuniones de padres del colegio, Ni veló mis sueños en mi enfermedad. No cambió mis zapatos a los quince. Ni bailó el Danubio Azul para abrir el baile nupcial en mi boda. El padre que nunca tuve Jamás envió una postal o una tarjeta de felicitación por mi cumpleaños. No me alentó en mis fracasos o me consoló en desdichas. Nunca conocerá a sus nietos. Porque el padre que nunca tuve, …Jamás lo tuve… Un día le conocí y hasta algunos días fui con él, pero pasado el periodo vacacional, el padre que nunca tuve desapareció. No sé si me quizo o me deseó, era pequeña para entender nuestra relación. Hay una cosa que explicar, es que nunca tuve un padre terrenal. Porque el padre que nunca tuve, sencillamente no lo tuve. Pero yo sí fui la hija de un Padre que fue mi padre y a los diecisiete años conocí. Yo me sentí como la hija que nunca tuvo; Porque Él me amó, me cuidó y estuvo conmigo siempre. Aunque yo no le reconocía, ahora sé que siempre fue el Padre que nunca tuve.
Fotografía de archivo: Paola Rodriguez
He publicado el texto de mi amiga Paola, porque sé que muchas personas sufren por haber pasado por una situación semejante. Pero, así como ella tu también puede superarlo. Puedes conocer más de la autora y leer otros textos en su blog Escrito por:/ Written by.
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Fotografía y edición: Claudine Bernardes. Playa de Benicassim.
Me desperté sobresaltada y miré el reloj. ¡Oh, no! La alarma no sonó y el reloj marcaba las 6:30 de la mañana. Salté de la cama, tomé mi desayuno (porque antes de ello no soy persona), me vestí, cogí la bici de mi marido (que es más rápida que la mía) y salí de la casa como quién está pariendo.
Todavía estaba oscuro, pero el camino era largo y mis músculos estaban entumecidos. Había dos opciones: seguir el camino por un carril bici y por lo tanto mucho más seguro; o ir por el camino rural, mucho más corto, aunque sin arcén. Elegí la segunda opción! Encendí las luces de la bicicleta para evitar problemas y me fui.
Pedaleé lo más rápido que pude! Había pocos coches por el camino, ciclistas ninguno a parte de mí. Empecé a darme cuenta de la silueta rosa del horizonte, lo que indicaba que el sol pronto nacería. ¡Pedaleé aún más rápido! Yo no quería perderme el espectáculo de la salida del sol. Quince años se pasaron desde la última vez que lo había contemplado, y fue en el Atlántico (una experiencia inusual, os lo contaré en otra oportunidad). Sería la primera vez que vería el nacer del sol en el Mediterráneo, y no iba a dejar que pasara esta oportunidad. A pesar de pedalear tan rápido como mi cuerpo cansado lo permitía, el camino se hizo más largo de lo que imaginaba. Estaba cansada, sin aliento y desesperada por llegar.
¡Y llegué! Bajé de la bicicleta de un salto para coger la cámara fotográfica y registrar los primeros rayos del sol… ¡Nooooooo! La batería estaba a punto de agotarse! Por lo tanto, ¡iPad, estamos solos tú y yo! Mi compañero fiel, aunque limitado era lo único que me restaba para retratar aquella experiencia singular. (como sabéis, por regla, intento utilizar imágenes propias). Bueno, júzgalo por ti mismo. Caminé hasta el rompeolas, observando el sol que empezaba a emerger tímidamente. La luz ámbar se hacía más fuerte, asomándose entre algunas nubes que estaban pegadas al horizonte. Sentí que la luz me saludaba.
Fotografía y edición: Claudine Bernardes. Playa de Benicassim.
Como un novio fascinado por la belleza de la novia, que camina hacia él, me senté sobres las rocas y esperé, hasta que la cálida luz ámbar viniera a mi encuentro. Ella caminó suavemente sobre el mar, creciendo y esparciéndose gradualmente a lo largo del Mediterráneo. No había prisa! Las olas bailaban doradas delante de mí, produciendo una suave melodía. Finalmente sentí la luz ámbar de tocándome la piel y produciendo la unión del hombre con la luz. Fue un espectáculo increíble! Sentí un impulso irrefrenable de dar gracias a Dios, y lo hice. Mi oración fue allí en las rocas y mirando el mar iluminado por los primeros rayos de sol. ¡Gracias Dios!
Fotografía y edición: Claudine Bernardes. Playa de Benicassim.
Ahora estoy aquí con una piedra como asiento y el mar como ventana, intentando transformar en palabras lo que hoy viví. Sin embargo, ninguna palabra del diccionario puede contener los sentimientos que experimenté hoy. Me gustaría que sepas que ver la salida del sol con tus propios ojos es aún más espectacular. No puedo describirlo de manera que lo puedes comprender su belleza, es algo que hay que vivirlo. Ni siquiera las fotografías pueden contener tanta belleza. Esa experiencia me hizo ver otra realidad. El amor de Dios, en la persona de Jesús. Te puedo decir cuánto es maravilloso disfrutar de su amor, puedo tratar de convencerte de su existencia, sin embargo, mis palabras y mi vida nunca contendrán la plenitud de lo que Él es. Por eso siempre digo, el cristianismo no es una religión, porque el amor no puede ser descrito por las reglas. Es algo para ser vivenciado, o más bien una CONvivencia. ¡Una relación! Ver con sus propios ojos y sentir con el corazón. Llámame loca si quieres, pero no dejes pasar la vida sin ver este amanecer.
Fotografía y edición: Claudine Bernardes. Playa de Benicassim.
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